viernes, 13 de febrero de 2009

Gris ceniza


Me he pasado el día sola. Por la mañana mirando manuscritos bizantinos en mi casa y por la tarde, tren. Hoy me he dado cuenta de que yo sería un poco más normal si no pasara tres horas y media a diario sentada en un vagón. Me hace relativizarlo todo, inlcuso el tiempo, que RENFE estira, contrae, aplasta, riza, gira, moldea y retuerce con tanta maestría, parece como si los minutos también fueran de su propiedad, todos suyos, escritos en verde en los paneles informativos de cada vía, hacen ostenciación pública mientras los demás esperamos un rato largo (¿cómo saber cuánto si no lo dicen ellos?) a que GUADALAJARA 3 min se convierta en GUADALAJARA 2 min. El tren casi me ha enseñado a esperar, lo ha intentado, podría haber leído entre líneas la metáfora de "no va a llegar antes sólo porque tú quieras", pero sigo impacientándome por llegar a Chamartín, a Cantoblanco o a cualquier otra parte.


Me he cruzado con mi abuelo en la estación de tren, antes de ir a la complutense. Lo quiero muchísimo y me he dado cuenta hoy. Es el único en mi familia realmente orgulloso de que yo estudie filología clásica. El resto de mi complicada historia universitaria la conoces bien.



Lo peor de hoy ha sido la ceniza, sin duda alguna. Desde que he montado en Azuqueca, hasta que he llegado a mi casa me sentía gris opaco y a mitad del trayecto me he dado cuenta de que estaba escuchando Tom Waits, quizá haya sido culpa suya, pero me ha inspirado tantas veces para escribir que prefiero no culpar de nada al pobrecitomíoquenohacemalanadie.



En clase mal, muy mal. Otra vez esa sensación de que yo no pertenezco a este mundo o a este lugar o a este momento. Hablando con los compañeros, parece ser que todo el mundo tiene argumentos razonables e ideas razonadas sobre casi cualquier tema, por mi parte yo sólo tengo sensación enfrentadas, nociones básicas y gustos estrambóticos por definir. Creo, sinceramente, que no tengo una opinión formada sobre la tauromaquia y me ha dado pereza construirla en el tren de vuelta. ¿Por qué clásicas? para no acumular fascículos de Planeta deAgostini en pequeñas montañitas de fracaso personal. Y por mil cosas más, claro. Por inevitabilidad histórica: porque yo no sería yo si no estudiara clásicas; porque podría haber sido cualquier otra persona, porque puedo serlo cuando quiera.



Lua

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