martes, 24 de noviembre de 2009

Sentido común


A veces los sentimientos no tienen explicación, de repente estás un día en tu casa haciendo nada y recuerdas a alguien que fue tan importante en tu vida que casi giraba alrededor de ella. Y lo recuerdas porque aún tienes una foto en la pared. Mantienes, casi por inercia, como otros días, la mirada fija en aquel momento que una cámara guardó para siempre. Las preguntas, siempre las preguntas.

Porque no entiendo qué pasó, qué hice, qué hiciste, dónde quedó lo que no nos dijimos o lo que nos dijimos a destiempo por mensajes de móvil. La sinrazón del silencio mutuo que ahora compartimos sin admitirlo.

Villanueva ya no es lo mismo, la Juani está más fea ahora que ya no le compramos chucherías juntas y el fútbol, mi equipo. Lo regalo, lo cambio, te lo vendo. Te lo cambio por un saludo, para que no me gires la cara si coincidimos corriendo, para que reconozcas que a ti también te sigue importando, a ti, a mi, a todas, que lo que queda al final de cada error son las personas, que los recuerdos son los que escogemos. Nunca se hizo justicia hablando de los demás.



Porque a veces un texto sí marca la diferencia. Lua.

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