martes, 8 de marzo de 2011

Tetas ideales e idealistas


Me dan asco las grandes tetas de mentira, las cinturas de avispa y los muslos de palillo de bar; los idealistas ingenuos que piensan que eso es de verdad, que las mujeres tenemos que trabajarnos para estar tan buenas como esta o como aquella, como si, además de lo demás, fuera el fin último de nuestra existencia.

Las mujeres se levantan a las 5, a las 6 o a las 7 de la mañana y que van a trabajar, que tienen hijios y trabajan, que tienen casas, hijos, maridos y trabajan. Esas son las mujeres que tú conoces, idiota. Las otras son photoshop, son FX, son puro Vegas, ¿por qué? porque un pecho cuando crece, crece con estrías, cuando un pecho encoge, enconge con estrías; porque la gente tiene imperfecciones en la cara, las tienes tú, la chica con la que te cruzas todos los días, tu hermana y la novia de tu mejor amigo; porque las caras perfectas, lo sabemos todos, se hacen con el tampón de clonar de Photoshop, porque resulta que quien no tiene la piel mixta, la tiene grasa y todos pálida si estamos en febrero, listillo.

Porque esta y aquella se dedican a su cuerpo. No, no voy a pedirte que intentes mantener una conversación con ellas, sólo que te fijes en su cara, en la cara de la foto de al lado y en la cara que tenía hace un año, ¿estás seguro de que es la misma persona?

¿La mujer perfecta? Mi madre y la tuya, han parido y se han deformado, todas sabemos y asumimos que eso pasa, que las tetas se caen y el culo crece, que la celulitis es la cosa más mundana después de un pedo, pero no molesta a nadie.

Aquella, que puede no tener ni nombre, pasa 12 horas entregada a modelar su cuerpo, por el ordenador, en el gimnasio, en la peluquería y en el masajista. Sale perfecta a la calle, pulcra, impoluta. ¿Y mi madre? ¿Y la tuya? ¿cuánto tiempo se dedican? su cuerpo se ha modelado con el paso de los años; el gimnasio, quizá, con suerte, tres horas en semana; la peluquería para sanear las puntas o para las bodas y el masajista...¿alguien tiene el número de alguno en su agenda?.

El pelo se peina como buenamente se deja en media hora, la más generosa; las mascarillas de la cara Deliplus, por favor, que no estamos para tirar cohetes; exfoliante una vez por semana y mascarilla capilar si te acuerdas o si no tienes prisa. ¿Manicura, pedicura, rayos UVA, depilación láser, terapias capilares, diseño de cejas? ¿Perdona?

LA ROPA. Eso otro día, que ya me cansa quejarme. Si yo me compro una abrigo, tengo que procurar que combine con absolutamente todo lo que haya comprado los tres años anteriores si no quiero romperme la cabeza cada vez que abro el armario, a las 7 de la mañana.

Las tetas grandes, redondas, brillantes, sin estrías, tersas, firmes e iguales...se hacen con Ctrl C, Ctrl V. Ya que has visto tantas, aprende a distinguirlas.

Coindicencia: hoy es el día de la mujer trabajadora.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Ciencia y Ficción


A veces ocurre. Ocurre cuando a una ya no le queda más remedio, porque se está ahogando en penas tontas, porque se agobia por cosas que no tienen más remedio que solucionarse por sí mismas. En ese momento aparece el maldito agujero de todos los domingos por la tarde, la madriguera de conejo perfectamente mullida, invitándola a tirarse de cabeza.

No es una panacea para mis problemas, pero desde luego es una salida como cualquier otra. Quizá sea más interesante ver a alguien entrar por la ventana que por la puerta, pero pocas cosas hay más ficticias que ponerse un vestido azul y un lazo en negro en la cabeza, creer que una se llama Alicia y dejarse llevar y arrastrar por un mundo paralelo de fantasía, hecho a medida y a golpe de realidad, por contradictorio que parezca.

Un golpe aquí, es un cuadro en la pared allí. Una mala contestación aquí, suena en vinilo francés y me hace bailar. Y todas esas cosas que han pasado y no me gustan, son pelusas grises que tengo encerradas en jaulas, algunas, claro, más grandes que otras.

Por esas tonterías que me rescatan de mí misma y le dan luz y color a las semanas de invierno.

Quiero preparar una sesión de fotos de fotomatón: me parece que son a la fotografía lo que los posit a la literatura. Ja.

lunes, 7 de febrero de 2011

Los delfines se rompen


Un niño es una alegría. O eso dicen las malas lenguas.

Yo lo fui. Tanto, tantísimo, que mi padre decidió regalar a mi madre un precioso conjunto decorativo para rememorar aquel momento tan importante. Se presentó en la joyería 'de la Mari', señaló, se envolvió y se lo llevó. Entramos a un mismo tiempo en casa: tres figuras y yo. Ésta es la historia de los delfines de cristal, ligada, por vicisitudes de la vida, a la mía propia.

Nunca fui una niña nerviosa, pero nunca dejé de ser una niña hasta que el tiempo me lo curó. Mi hermana se encargaba de romper todo lo que yo nunca me atreví a tocar. Por su culpa y nada más que por su culpa, el salón de nuestro piso estaba vetado por completo a nuestras combas, muñecos, coches y vinilos de Miliki, excepto los domingos cuando mi madre lo limpiaba y nosotras entrábamos a bailar como la charanga de mi pueblo.

“Verás cuando los rompas”. Era el cántico, el rezo, la oración que mi madre pronunciaba en casa todos los fines de semana y que no dejaba lugar a dudas: yo, y sólo yo, como una certeza ineludible, sería quien rompería los delfines el día menos pensado.

Siempre creí que en el salón reinaban ellos con su infinita fragilidad. Dijeron mil veces que los delfines me simbolizaban a mí. Desde los cinco años he intentado averiguar qué clase de metáfora retorcida hay circulando por el mundo como para que unos delfines de cristal me simbolicen, a mí, que puedo convertirme en casi cualquier cosa.

En los cumpleaños suelo ser yo, quiero pensar que por inercia, quien se siente delante de los delfines, acaso para protegerlos (y protegerme a mí también, ¿no?). En el último, mi tío Andrés dio un codazo a uno de ellos. El sobresalto fue tal que grité más que mi madre. Desde aquel día sé que es inevitable que acaben hechos cachitos en el suelo del salón.

Siempre he bromeado con la idea de que cuando tenga una gran crisis de identidad, cuando me encuentre perdida del todo y no sepa qué hacer con mi vida, cogeré la maza que tiene mi padre en el banco de trabajo y los destrozaré con la furia y la rabia contenida de todos estos años.

miércoles, 26 de enero de 2011

Exclamativa


Un signo de exclamación al final de una oración -ya no nos molestamos en pedirlos al comienzo- indica énfasis en la enunciación.

Dos signos de exclamación al final de una oración -falta de ortografía, ea- significaría mucho énfasis en la enunciación.

Tres signos de exclamación al final de una oración significa, mínimo, que alguien está gritando como el pregonero de mi pueblo la frase en cuestión y que, de la emoción, le ha dado un tick en el ojo izquierdo.

Cuatro signos de exclamación al final de una oración significa que te has metido algo muy prohibido, repetidas veces, y que tienes algo muy importante que quieres compartir con el mayor número posible de gente.

Cinco signos de exclamación significa..."¿Qué clase de persona', dijo Salzella con paciencia, 'se sienta y escribe una risa maníaca? ¿Y ves todos esos signos de exclamación? ¿Cinco? Un signo claro de alguien que lleva los calzoncillos en la cabeza. La ópera ( y el tuenti) puede hacerle eso a un hombre".

jueves, 20 de enero de 2011

Rebajas de enero


Se venden canciones usadas de Sabina y acueductos romanos a precio de saldo. Ofertas de liquidación en inscripciones latinas y lecciones de indoeuropeo por traslado de negocio. Llévese dos ruinas y pague una. Textos catulianos a mitad de precio y descuentos increíbles en Odas y Épodos. Por la compra de dos tomos de Adrados, uno de Baños a elegir. Promoción exclusiva en etimología Helenística eólica con rebajas de (¿hasta?) un 35% en sustantivos en -ντ.

Se ofrecen también clases particulares para lecciones aprobadas en "Historia de Asia Menor" y se venden ejercicios de gramática griega por el método Ruck. Grandes y pequeños textos en stock en latín, griego y antiguo indio. Marcapáginas elegantes y estanterías de dos baldas para libros de la colección Gredos.

Se organizan excursiones a ciudades romanas (comidas y cenas no incluidas) con sauna turca en fines de semana fuera de temporada. Aproveche la oportunidad y llévese a su casa cuadros pompeyanos de dudosa calidad y recuerdos en hexámetro dactílico. Y por 10 céntimos más, cesura bucólica recién hecha.


Lua

sábado, 19 de junio de 2010

Besos difíciles


Mi problema son tus labios, que no tengo. Un día, dos meses, tres años. Verte y no poder besarte. Verte y no pensar en otra cosa. Hablar contigo de cuando en cuando y no besarte nunca. Me hablas y finjo que te escucho. Te hablo y finjo que te hablo. A veces de verdad lohago, pero imagino tus labios que no hablan, que besan. Verte y no poder besarte. He imaginado el beso, como Salinas, el beso que te daré, lo imagino mientras estudio, cuando estoy en el tren o en mitad de algo importante.

Finito, concreto, apareces tú, apareces con tus labios que me duelen. Hablas y de tu bocan no salen palabras. Son besos que estoy perdiendo. Me hago creer que tengo cosas importantes, que mi vida no se derrumba por un beso que vendrá. Suelo jugar a que tú también lo entiendesn, porque te pasa igual. Verte y no pensar en otra cosa. Besarte no como el último de mis besos. Como el primero de todos los que di.

Verte y no besarte



Lua

jueves, 27 de mayo de 2010

Sandía con pepitas



Con tantas cosas como ahora tengo en la cabeza, con tantas obligaciones e imperativos categóricos por buscar, a mí sólo me apetece comer sandía.

Hay cosas que son fáciles y otras que no lo son tanto. La sandía y yo somos de las primeras. Me haría feliz - por caprichos que no sea - comprarme una camiseta blanca en Lefties y una sandía grande en el mercadillo de los miércoles. Recuerdo comer sandía a bocados, mordiendo la parte más carnosa, escupiendo las pepitas e intentando acertarlas en un vaso de plástico. Comer sandía toda yo: manchar la camiseta con el agua que se cae, manchar el suelo con los pepos que no entran y mancharme los carrillos y dejarlos pegajosos y sucios. Delante de un pantano -el de Proserpina, el de Entrepeñas, da un poco lo mismo- contando chistes de gitanas.

Un saludo desde aquí a mi abuela, que me ha enseñado a cortar la sandía dejando el corazón en el centro para comérselo ella después de repartir a todo el mundo.


Lua

miércoles, 24 de febrero de 2010

De bufones y princesas


Leí en un libro, no hace mucho, que los bufones en realidad son personas tristes que terminan por odiar sus propios chistes, que desprenden un halo de melancolía. Viven de emborracharse de la risa de los demás. Quizá sea esa su grandeza. Y su cruz.

Siempre he querido pensar que el bufón no abandona al rey aunque el palacio esté en llamas y que, por supuesto, si su amo muere, él se suicidará detrás. Sólo era un libro y además sé que mentía, porque decía que, al final, el bufón se quedaba con la chica. Cuando lo más probable era que se quitara el sombrero y se fuera a La Criolla a buscar otra princesa de barra y tacón.

Quiero agradecerte en este pequeño rincón que tengo en la web todas y cada una de las carcajadas que me has arrancado desde que nos conocemos (que no son pocas), cada uno de los chistes malos que no te he reído, cada vez que me has enseñado que la estupidez supera a la inteligencia, que me hayas hecho ver que hay otra forma de entender Grecia y de entender Roma, más allá de los estirados universitarios que no le ven el lado poético al asunto.

Llevo ya mucho tiempo presumiendo de conocerte, presumiendo de tu sentido del humor, de ti, aunque jamás te lo haya reconocido. Siento de veras que todas tus princesas se conviertan en sapos crueles a los pocos besos.

Juanma, está ahí fuera, te está esperando y te encontrará. Siempre que lo desees.


Lua

miércoles, 17 de febrero de 2010

Liber, libri


Todos esos libros que se fingen haber leído, los donaires del señorío sin Don delante que cabalga en mula con idea de maestranza.

Los listos de pacotilla en un mundo de tontos de remate.

domingo, 27 de diciembre de 2009

USA on my mind


I have to say I had never thought of USA as my favourite country at all, even I used to hate its capitalism, its politicians, its kind of know-it-all. I was 16 and that was up to me.

One of the things I hate the most, more than 90's shoes, is the closed-minded people I met, with all these prejudices about other people, about other ideas, people who speak without knowing their real meaning, without caring of what it is hidden behind. I didn't like the States, just because of the news and my folks and that was all.

As always, this young nonsense has changed a lot. Out of the blue, I like english: the more I speak it, the more I like it, but it wasn't just the language, I like the culture, known from the real inside, not just by the bad and the good films I've seen, but by the Hendricks family. I've learnt more english than ever. The pumkpin bread, Dr. Pepper, the Julie's american cookies, fridge magnets with the states shape, the ECA High School, the silver hair of Troy, the love handles, how to pronunciate the "sh" with the candle in my mouth, the smores, Thanksgiving, how to spell "bee" and, the most importante thing, a wonderful family with a huge heart.

You introduced us, Daniel, and I'll always thank you. It was only your dream, now it's mine too. I want to work there in September, I want to live there with you, and I want you all to visit us in whatever state we took by drawing.

That's why USA is on my mind.

lunes, 14 de diciembre de 2009

Spam y mal gusto

Vengo al hocino con el maletero lleno de SPAM para tirarlo a la basura, que es su sitio obligado. Podrían alegar que cualquier otro día habría sido igual de válido para deshacerme de esta porquería. Y no les falta razón.

Hoy me han enseñado unas tetas que no quería ver, un culo que no me interesaba y una apestosa foto de un sobaco ajeno que no podía soportar su propio mal olor. Todo esto gratis, sin pedir consentimiento, ni a mí ni a nadie más, sólo porque algún cretino concibe el SPAM como una forma de dar a conocer un arte que ni existe ni es patente, que por arte, oiga, hoy ya venden cualquier cosa.

Diré que para mí el arte, para mí y para otros de cuyos nombres no quiero acordarme, no necesita de provocaciones baratas, de exclamaciones al final, de sorpresa máxima, de supuestas adiciones simples a la supuesta simple realidad.

Spam! Spam! Spam a lot!

Lua

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Canicas y horquillas


En la mesa del comedor puede una encontrarse cualquier cosa, desde una baraja de cartas mugrientas hasta las gomas elásticas marrones que tanta grima le dan a mi hermana. Amén de mi teoría personal de que todas las mesas de todas los comedores del mundo crían, por arte de magia, una o varias canicas que nunca han pertenecido a nadie, porque nadie recuerda nunca haber jugado con ellas en los últimos veinte años y, en cualquier caso, ningún niño dejaría sus canicas en el cajón de la mesa del comedor.

Lo que hay justo encima es un mantel de ganchillo que mi abuela hizo con las viruelas que da la vejez. Sirve de base para un centro de flores de plástico que, sin saber nadie cómo, ha desarrollado por sí mismo la capacidad de parecer mustio los días de lluvia y alegre con los rayos de sol que le arañan las hojas con barniz. Como alguacil al mando aparece un cenicero de cristal que, cansado de no recoger nunca la ceniza más que cuando a algún invitado grosero le da por fumar allí, se ha resignado y aguanta con renegación el fin último de todo cenicero de comedor: albergar horquillas que nadie usa y las cerillas de la boda del tío de la prima del vecino del segundo.

Debajo de la mesa suele estar el perro, mordiendo la zapatilla del primero que haya cometido la imprudencia de dormirse en el sofá, pero esta noche está tranquilo en su rincón. En parte porque hoy debajo de la mesa estoy yo. Costumbre y expresión que mantengo desde hace tiempo cada vez que, por algún motivo absurdo en algún absurdo momento, me convierto en el centro de atención y siento, poco a poco, cómo la sangre se me sube a la cabeza desafiando la ley de la gravedad. Sigo creyendo un poco que me vuelvo invisible aquí debajo.


Lua

lunes, 7 de diciembre de 2009

Kairós


Llegar a la butaca del cine después de los tráilers, subir al tren en el pitido último con el que se cierran las puertas, coger en el aire un vaso que se cae, un pañuelo que se vuela o un globo que se va.

Eso es el kairós, el tiempo justo en el que sucede un acontecimiento breve e indeterminable, para bien para mal. Intocable y escurridizo. En el lugar preciso, en el momento preciso. El don de la oportunidad que dice mi abuela. “Hablando del rey de Roma”.

La vida está llena del kairós repentino que nos rompe los esquemas: el adúltero cobarde que es pillado por sorpresa; el cincuentón afortunado de la lotería de Navidad de este año en el momento justo en el que compró, con mayor o menor fe, el décimo; el niño torpe que rompe una porcelana cuando está de visita; el estudiante mediocre que lee ansioso las preguntas del examen y, aliviado, se da cuenta de que puede responderlas todas.

Chasquear lo dedos, guiñar un ojo, meter un gol, sacar la lengua.

Lua

(Gracias a Axier Espinosa por la fotografía y la inspiración)

martes, 24 de noviembre de 2009

Sentido común


A veces los sentimientos no tienen explicación, de repente estás un día en tu casa haciendo nada y recuerdas a alguien que fue tan importante en tu vida que casi giraba alrededor de ella. Y lo recuerdas porque aún tienes una foto en la pared. Mantienes, casi por inercia, como otros días, la mirada fija en aquel momento que una cámara guardó para siempre. Las preguntas, siempre las preguntas.

Porque no entiendo qué pasó, qué hice, qué hiciste, dónde quedó lo que no nos dijimos o lo que nos dijimos a destiempo por mensajes de móvil. La sinrazón del silencio mutuo que ahora compartimos sin admitirlo.

Villanueva ya no es lo mismo, la Juani está más fea ahora que ya no le compramos chucherías juntas y el fútbol, mi equipo. Lo regalo, lo cambio, te lo vendo. Te lo cambio por un saludo, para que no me gires la cara si coincidimos corriendo, para que reconozcas que a ti también te sigue importando, a ti, a mi, a todas, que lo que queda al final de cada error son las personas, que los recuerdos son los que escogemos. Nunca se hizo justicia hablando de los demás.



Porque a veces un texto sí marca la diferencia. Lua.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Conejos pardos


Buenas noches:

Estaba pensando en contestar tu sms, pero siempre se me queda pequeño y a veces estoy un rato, como una boba, mirando el cursor en la pantalla porque es un acto de gran responsabilidad escoger bien las palabras. Me he prometido, sin embargo, antes de empezar a escribirte el mail dejarme de metáforas y grandes construcciones sintácticas, por probar a entendernos de verdad, por probar algo nuevo contigo.

Espero que tus hospitales vayan bien en la medida de lo posible. Parece que mis días de caldos de cocido y croquetas en taperwares están a punto de acabar, pero sin querer me he metido en Junio y ahora no sé cómo salir. Junio es una de las cinco cosas que más odio en este mundo - sí, sí, los zapatos de los 90 también,por supuesto - porque no hay nunca nada seguro,porque la gente anda por ahí medio desquiciada y a mí, que me desquicio por pocas cosas, los exámenes finales siempre me han parecido algo muy sano en lo que ocupar mi pequeña mente retorcida. Es mi periodo de gran indecisión, donde todos los aspectos de mi vida caen en la espiral del "¿ Y si...?" maldito que me congela las primeras noches de verano alcarreño. La administración es lo peor que tiene Junio, de repente parece que todo el mundo quiere una fotocopia del DNI, pero si por mí fuera, recortaba la cara de Redondo de los cromos de Panini de la temporada 95/96 y me la ponía encima de mi foto. ¡Qué desastre! y otra vez con mis problemas de prioridades: prefiero estar escribiéndote un mail a estas horas, ya casi tempestivas, en vez de dormir para otro eterno y apasionante día de biblioteca - Biblioteca Almudena Grandes -; prefiero pensar en mis zapatos caros que en cómo voy a solucionar la burocracia de septiembre.

Tendría que preguntarte por ti,por cómo estás, pero lo relativo a tu vida académica no me importa y por lo demás, sólo me interesa lo que tú quieras contarme, lo cual es imposible de averiguar a menos que tú me lo cuentes primero. Incluso pudiera ser que quisieras confesarme que últimamente tú también has visto conejos por ahí y que andas triste por algo que no sabes lo que es.

Un beso de medianoche

Laura

martes, 29 de septiembre de 2009

Tu ombligo y tú

No queda nadie más en la estación. Hace rato que el frío ha comenzado a apretar, pero ella permanece inalterable, impávida, ante el abismo de realidad con el que se ha topado. Lo ha comprendido todo en un instante, a palo seco y sin preámbulos. De repente es la única manera de enfocar la situación, sin más. Ésta no tiene nada de especial porque ha sido un calco suavizado de la anterior, pero jode igual que la primera vez tropezar con la piedra de todos los días. Ha estado bailando el agua a un capullo, de esos que se creen dios y creen en dioses de plastilina a su vez.

Todo por la poesía. Por creer que la humanidad per se muestra a cada segundo una manifestación artística diferente. La maldita verdad ha sido la total ausencia de literatura, de música, de magia creativa.

¿Qué se hace con un ególatra?, o peor aún, ¿con uno que presume de serlo?

Todos tenemos un ombligo; el tuyo sólo es algo más grande que el mío.


Lua

domingo, 5 de julio de 2009

Pro senectutem


Hoy le toca a él. Lo traigo al hocino porque ya no necesitan sus servicios, ellos, no yo. Mi primer coche, reducido a chatarra, desplazado por un flamante C5 a estrenar, con sus plásticos en los retrovisores. Pues qué asco. Ni siquiera me han dejado despedirme con un último paseo, un día de repente ya había sido el último día. Sin opción a más. Balbuceando, circunspecta, abatida, afligida, coja y manca de pies y manos. Desolada.

Que sí, que sí, que no digo que no, que ya sé que es calidad de vida, que era un peligro de coche. Pero el coche era mío y el peligro lo tenía yo, no él. El lujo para quien lo quiera, yo lo que quiero es mi Clio en la puerta. Ahora en su lugar hay un extraño, un Megane en herencia que viene a ser mi "cliastro" y que no tiene ni la mitad de carisma, aunque sí el doble de extras.

No molestaba nunca a nadie, el típico coche humilde que te da siempre y sin rechistar la oportunidad de adelantarlo con pompa y boato, jamás te lo habrás encontrado en el carril izquierdo de una nacional cerrando el paso de algún Mercedes Benz, pero sí aparcado en un rincón entre sus dos líneas blancas, que siempre le quedaban grandes. Como un niño con la americana de papá.

Al hocino, al desguace, a la mierda y sólo por algo de lo que no podemos curarnos, ni nosotros, ni Cher, que el paso del tiempo nos jode a todos por igual.


Lua, triste.

sábado, 23 de mayo de 2009

Mejor te invento

Estás alicaído, estás dudando,
no te alcanzan las pruebas ni las preces,
cada Dónde te ofusca, y cada Cuándo

Recorres el confort, las estrecheces
que quedaron atrás y es razonable
que reclames la vida que mereces,

las ventanas en paz, el techo estable.
Pero yo, te confieso, prefería
(¿cómo querés hermano, que te hable?)

cuando tu vieja angustia estaba al día
con la amgustia del mundo, cuando todos
éramos parte en tu melancolía.

Sé qué polvos trajeron estos lodos
pero saberlo no es la mejor suerte.
Invetaré quién sos. De todos modos,

inventarte es mi forma de creerte.


Mario Bendetti

H · S · E · S · T · T · L ·

martes, 19 de mayo de 2009

Antonio Vega


Estaciones

Calle arriba, caminé tranquilo
al encuentro de un invierno frío
que dejé pasar.

Al doblar la esquina y en la acera,
di de bruces con la primavera,
no la vi llegar.

Un verano sin excusa
en otoño me olvidó la musa
me dejó marchar.

Me dormí en las estaciones
y ahora el tren parado por vacaciones
no quiere arrancar.

El silbato es la esperanza nueva
y por fin los campos ahí afuera,
van quedando atrás.

Ya se acerca la estación nevada
bajo y cumplo años de pasada
y una estrella más.

Se dibujan los colores,
vivos en la magia de las flores
en la luz vital.

Rodeado de equipajes
que se pierden entre viaje y viaje,
queda recordar.

Y por esto vivo el día,
día simple, día claro,
vivo al menos sin temores
sin el miedo de gozar.

Cada pueblo, cada puente,
cada cruce me han enseñado
que con hoy es suficiente.

Calle arriba, caminé tranquilo
al encuentro de un soñado estío
que hubo que pasar.

Al doblar la esquina en la primera
el otoño me enseñó quien era
me invitó a pensar.

Se dibujan los colores,
vivos en la magia de las flores
en la luz vital.

Rodeado de equipajes
que se pierden entre viaje y viaje,
queda recordar.

Y por eso vivo el día
día simple día claro
vivo al menos sin temores
sin el miedo de gozar.

Cada pueblo, cada puente,
cada cruce me ha enseñado
que con hoy es suficiente
y mañana es demasiado.


H · S · E · S · T · T · L

jueves, 23 de abril de 2009

Scrabble


A veces resulta que todo no era más que una tontería, que "qué ciega ha estado una", que "has visto como no era tan difícil", a veces el asunto fluye y "no hay que darle más importancia de la que tiene". Que las cosas pueden reorganizarse solas, que las etiquetas, más que etiquetas son marcapáginas y ubicar es jugar a los ping&pong. En ocasiones, con tres letras en el Scrabble a una se le ocurre una genialidad y, aunque casi nadie pueda darla por válida, es una genialidad.

Que levanten la mano o la tapa del ataúd aquellos artistas a los que hayan comprendido en su época.


Lua

domingo, 12 de abril de 2009

Mínimo común múltiplo


¿Qué ocurriría si reuniera a todos mis ídolos musicales en una misma sala? ¿Y a todos mis escritores, vivos y muertos? No sé cómo San Camilo miraría a Pratchett o qué pensaría Ella Fitzgerald de Canteca de Macao. Los habría comedidos que terminarían por adaptarse a la situación, estoy convencida, no creo que Villa-Matas me diera problemas, podría hablar con todos, como Marlango, que se me hacen tan asertivos como sociables por aquello de que todavía están aprendiendo a comportarse en público.

A los músicos los encerraría – 15 a lo sumo, tampoco tengo más – en una sala con instrumentos, bebidas alcohólicas y micrófonos en los jarrones, que no sólo es interesante la música que de allí podría salir. A los escritores les colocaría Coca-colas, brandys, pinchos de tortilla española y una mesa de roble, de las que están bien pulidas y las cartas del tute resbalan con elegancia, donde el Ulises caería a plomo y el rollizo Mulligan haría el silencio. Y a ver qué pasaba después.

Quizá con suerte alguien entendería el chiste, quizá alguno se percatara de que lo único que les separaría de ser llamados “una jauría de intelectualoides desnivelados” no sería su propio arte, sino lo que su arte consigue, que es inspirarme, todo sea dicho. Me fallarían, como me falla Trinidad y Tobago en los mundiales de fútbol, aquellos que no fueran capaces de ver más allá de las célebres calvas y sus retruécanos verbosos, ensimismados algunos, que no todos, con el YO poético que tanto han trabajado.


Lua


Moscas en la casa

Vuelve y deja que te cuente mis teorías sobre cuando tú no estás, en el monstruo horrible y escurridizo en el que me convierto cuando pienso en ti demasiado tiempo. No voy a contarte toda la verdad y nada más que la verdad, porque la mentira me hace humana, pero dejaré de inventarla, empezaré a devolverte nosés a cada respuesta en falso que no sepa darte con palabras vanas.

Las cartas desde Iwo Jima pierden poco a poco su fuerza poética y la literatura está empezando a encogerme en los zapatos. Confiaba en la abstracción de tu cubismo y mi surrealismo manierista para cartearnos con la deferencia artística del descabello más humano, donde una palabra junto con otra pudieran ser mil cosas y ninguna a la vez, donde lo que se dijera pudiera ser un cubo de Rubick de ilógica solución.

Siento las formas, no tengo otras, me he aferrado a la sinrazón de esto que tenemos y ahora no sé tomar la salida, ni la buena ni la mala. Dejaré crecerme dentro la semilla negra del olvido con rencor.


Lua